Acompañar el desarrollo de tu bebé haciendo movimiento libre

El movimiento libre es una forma de acompañar el desarrollo psicomotor de los bebés que se basa en respetar su autonomía. Consiste en permitir que exploren y se muevan de manera espontánea, sin intervenir ni colocarlos en posiciones a las que no han llegado por sí mismos. Este enfoque, desarrollado por la pediatra húngara Emmi Pikler, surge de las investigaciones realizadas en el hogar Loczy de Budapest, donde trabajó acompañando a cientos de bebés y niños.

Si queres profundizar en sus postulados, te recomendamos su libro “Moverse en libertad. Desarrollo de la motricidad global”.

En este artículo te compartimos nuestra perspectiva sobre el movimiento libre y cómo puedes aplicarlo en el día a día.

El desarrollo motor: guiado por la biología, sin intervenciones externas

Millones de años de evolución hasta llegar a la bipedestación han dotado a nuestro cuerpo de la capacidad innata para aprender a pararnos y caminar. Esta información, inscrita en nuestra genética, se desarrolla de manera natural cuando las condiciones son las adecuadas.

El desarrollo motor sigue un ritmo propio, progresivo y autodirigido. Es el bebé quien guía su proceso, guiado por la sabiduría de su cuerpo. En cada momento hace lo que siente y lo que está preparado para hacer, respetando un tiempo que es único y propio.

No es necesario sentar a un bebé para que aprenda a sentarse; en cambio, se acompaña su conquista de esa posición como parte de un proceso integral. Cada movimiento y cada posición alcanzada implican que su cuerpo ha desarrollado la preparación necesaria a nivel muscular, óseo, articular, neuronal y emocional.

Cuando permitimos que el bebé avance a su propio ritmo, realiza una cadena de movimientos naturales que no solo fortalecen sus músculos, sino que también mejoran su coordinación y equilibrio. Estas acciones, aparentemente simples, tienen un impacto profundo en su desarrollo integral, preparándolo para las etapas que están por venir.

El movimiento libre nos invita a observar y comprender la riqueza de este proceso único, respetando sus tiempos y ritmos. Antes de caminar, deben suceder muchas otras cosas: cada etapa es esencial y tiene un propósito en el desarrollo integral del bebé.

El movimiento libre: confiar en el proceso natural del bebé

Si sentamos a un bebé a los 5 meses, es probable que a los 6 meses pueda mantenerse en esa posición. Si lo ayudamos a caminar cerca del año, pronto lo hará solo. Intervenir en su desarrollo otorga cierto control al adulto, permitiéndole cumplir con el logro de los hitos en los tiempos estándar que creemos debe alcanzar.

Sin embargo, los tiempos de la sociedad son muy diferentes a los de la naturaleza. Nuestra cultura nos apura, igual que apuramos a un bebé a nacer antes de la semana 40 o lo forzamos a sentarse a los 6 meses. De esta forma, nos desconectamos de la sabiduría interna de nuestro cuerpo, de los tiempos naturales y de nuestra intuición.

Emmi Pikler, tras sus investigaciones, observó que los hitos del desarrollo pueden ocurrir en una amplia variedad de edades. Por ejemplo, sentarse puede suceder entre los 9 y los 16 meses. No se trata de sustituir una tabla por otra, sino de entender que el desarrollo es un proceso con tiempos únicos, que no podemos controlar, pero sí acompañar.

Fuente: Fases de motricidad global según Pikler-Loczy. Teta a Porter. https://tetaaporter.com/2015/10/19/movimiento-libre-y-vida-cotidiana/.

Podemos dirigir nuestra atención hacia lo que sí está haciendo en cada momento ese bebé para valorar su avance, su desarrollo y sus logros. Observamos así la riqueza y variedad de movimientos y posiciones que aparecen. Un cuerpo que se mueve libremente, guiado por su propia motivación y deseo, es simplemente maravilloso.

De este modo, registramos también la motivación de ese bebé por moverse, descubrir y explorar. Ellos tienen el deseo y la iniciativa de ir por más, de moverse, de llegar a nuevas posiciones. Crecer y desarrollarse es algo intrínseco al humano.

El proceso de desarrollo

El desarrollo motor es un proceso que no se puede apresurar ni predecir con exactitud. Cada bebé tiene su propio ritmo, y no sabemos cuándo logrará cada postura o movimiento. En lugar de enfocarnos en los grandes hitos como rolar, sentarse, ponerse de pie o caminar, el movimiento libre nos invita a centrarnos en el proceso. Cada pequeño movimiento tiene un propósito y es esencial para los siguientes.

El movimiento libre es un estilo de vida que promueve la confianza en el cuerpo, el respeto por los tiempos de cada bebé y la valoración de la libertad para moverse y ser uno mismo.

Imaginate crecer sabiendo que cada paso es parte de un proceso natural con sus propios tiempo, sin apuros, con la certeza de que sos capaz.

El proceso de desarrollo motor sigue una secuencia que empieza desde la postura inicial de boca arriba. A través del movimiento libre, el bebé pasa por una serie de etapas naturales, como rodar, arrastrarse, gatear, levantarse y, finalmente, caminar. Cada uno de estos movimientos fortalece sus músculos, mejora su coordinación y permite al bebé ganar confianza en sus capacidades. Es una secuencia única y progresiva, en la que cada etapa se construye sobre la anterior, sin presiones externas, pero con un propósito claro.

Pikler, E. (1982). La evolución de los movimientos autónomos del/la bebé.

El rol del adulto

El papel del adulto en el movimiento libre es fundamental, pero debe ser entendido de manera precisa: no se trata de intervenir en el movimiento del bebé, sino de acompañar. El adulto debe ofrecer un entorno seguro y adecuado para que el bebé pueda explorar y moverse libremente. Su presencia debe ser atenta y de apoyo, estableciendo una relación de confianza que permita al bebé sentirse acompañado. El adulto también debe respetar los tiempos del bebé y no apresurar su desarrollo, reconociendo que cada etapa tiene su propio ritmo.
Una mañana haciendo movimiento libre puede verse así: un adulto acostado sobre su espalda al lado del bebé en silencio. Poner presencia, consciencia e intención a este momento puede resultar muy beneficioso. Vamos a hablar de eso muy pronto en otro artículo.

El aprendizaje que nos llevamos los adultos al acompañar desde el movimiento libre es muy valioso. Nosotros que ya estamos acostumbrados a seguir los ritmos externos, impuestos por la sociedad, ignorando muchas veces lo que nosotros mismos necesitamos, lo que nuestro cuerpo nos pide, tenemos la oportunidad de conectar. Observando y acompañando podemos inspirarnos y empezar a registrarnos, a valorar las señales de nuestro cuerpo, escucharnos, darnos lo que necesitamos. La crianza es una gran oportunidad para evolucionar.

La riqueza del movimiento libre es infinita. Te invitamos a ponerlo en práctica con tu bebé durante una semana y observar cómo se desarrolla el proceso. Seguro notes pequeños cambios en su manera de moverse, explorar y relacionarse con el mundo.

Si tenes dudas o deseas compartir tu experiencia, nos encantaría escucharla! Escribinos por Instagram WhatsApp contándonos tu experiencia y sumate a esta comunidad que adora la magia del movimiento libre!